No temas (Testimonio)


Cuando algo parece complicado, cuando esperamos resultados para nada favorables, cuando nada podemos hacer, basta con recordar la promesa de Nuestro Padre: "No temas, porque yo estoy contigo, porque yo soy tu Dios" (Is. 41:10).

Cuando Pablito estaba en el Garrahan (terapia), nos visitó Cintia junto a su sobrinito de 10 años. Cintia es hija de Emilia, una amiga.

Recordamos que estabamos mal. Muy mal. Una mañana de dolor. De pronto se acercaron estos jóvenes. Estaban ahí para control del nene que tenía su carita marcada por la mordida de un perro.

Estabamos sentados uno frente al otro. Cintia se sentó junto a mi y el nene junto a mamá. En la charla, el nene interrumpió preguntando por los que estaban en la foto pegada en el blinbex de la sala de espera. Mamá contestó que eran nuestros hijos. El nene sonreía apreciando la foto. "Que hermosos que son"- dijo, agregando "Son cuatros". Mamá apresuradamente corrigió "No, son cinco". El nene para asegurarse se acercó mas y al contar descubrió al bebé Maximo en los brazos de Paola. "Cierto, son cinco. No lo ví al bebé."

Teníamos la bandeja del almuerzo y en ella una manzana que el nene la pidió para comerla. Mamá se la dió y él se marchó para ir con su papá que estaba en la cola de turnos.

La charla continúa. Rato después se acerca nuevamente el nene para sentarse en el mismo lugar. Mamá se queda mirándolo y en su cabeza recuerda a Pablito. Lo dibuja en ése chico a su hijo. Las lágrimas se le caen. Pensar que hasta días atrás Pablito estaba tan sanito como éste nene. "Qué pasó? Por qué?" retumbaba en su cabeza. "Dios!!!!!!!!!!!!"...

...el nene se levanta rápido y abraza fuerte a mamá. Un abrazo interminable. Un abrazo de paz. Un abrazo que recordaría el abrazo de Pablito. Estremecido fuertemente sobre los hombros de mamá. Dos en uno. Fraternidad que dejó sin palabras a todos. Silencio. Dios!!!...

La suelta y parado frente a ella, la acaricia, sonrié. Sus deditos se humedecen en las lágrimas de mamá. "No llores. Por qué llorás? No tenés que llorar"- dijo Jesús en los labios de aquél nene.

A pesar de lo que se ve. A pesar de los diagnósticos. A pesar de la situación, de lo que digan, de las dudas, del dolor, de la impaciencia, de las caidas. A pesar de todo, estamos en Victoria. porque recordamos... "No llores. Por qué llorás? No tenés que llorar.", palabras de Jesús prometiéndonos que siempre estaría junto a nosotros. Siempre estuvo. Siempre estará. Amén.
Seguimos internados en el Sanatorio Franchín a la espera de una casita. Terapia Intensiva Pediátrica (3º piso).
Besitos y Bendiciones.